Aquí mostramos algunas de "las perlas" , arrojadas por Karl Lagerfeld, en el interesante artículo de Eugenia de la Torriente, publicado por EPS, el día uno de noviembre. Diseñador, fotografo y editor de libros, quizás el último superviviente de una estirpe de creadores, sigue en forma. Genio y figura...
"Me mantuve a una distancia prudencial de la locura en los sesenta y setenta", admite. "Soy un voyeur, no una víctima. Mi instinto de supervivencia creó un muro de cristal. Me gusta la idea de la decadencia, pero no lo soy demasiado. No me interesan las drogas, ni el tabaco, ni el alcohol. La verdad es que no siento la necesidad de paraísos artificiales".
"Lo conocí muy bien a los 20 años. Hasta que apareció Pierre Bergé y lo estropeó todo. Pero la auténtica historia es muy distinta a lo que lees por ahí. Yves interpretaba el papel de la víctima, pero no lo era. Me parecen patéticos todos esos lloros sobre el chiffon. Hay algo impúdico en semejante despliegue de emociones. En el fondo, el diseñador torturado esconde un complejo de inferioridad por no ser artista. Todos querrían ser grandes artistas, pero han acabado haciendo ropa. Igual que querrían ser de la alta sociedad y sólo pueden vestirla".
"Esto no es un tribunal, así que puedo decir lo que me dé la gana", responde. "¿A quién le importa si nací cinco años antes o después? Este lío me hace reír y me permite tener en menor consideración a los periodistas. Por perezosos. Es divertido ver los infantiles esfuerzos de la gente para escribir algo con sentido sobre ti".
"Siempre me sentí protegido por mis padres", explica. "Nunca tuve necesidad de escapar al mundo exterior porque me gustaba la libertad y protección de la que gozaba en el interior de casa. Mi madre era ácida, pero no mala. Era divertida y siempre tenía razón. Fue perfecta para mí. Yo nunca quise ser un niño, de todas formas. Odiaba a los otros chavales y los usaba para que me lavaran la bici. Pasaba el tiempo dibujando o aprendiendo idiomas"
"Constantemente estoy de mal humor conmigo mismo, nunca miro el reloj... Siempre supe que no estaba hecho para la vida en familia o en pareja. Me gusta estar solo".
"No es tan importante hacer las cosas como saber que puedes hacerlas. La posibilidad es excitante, aunque no la uses".
"Es poco saludable estar demasiado apegado a los espacios, ya que no puedes llevarlos contigo. Por eso he tenido casas tan distintas. En dos o tres de ellas ni siquiera llegué a vivir: no me gustaron cuando estuvieron terminadas. Colecciono cosas, pero no quiero poseerlas. Construyo decorados de películas. Cuando quiero ver una nueva, lo cambio todo".
"Te puedo hablar de mi infancia o de mi vida adulta. Lo del medio no es asunto tuyo".
"Conecto con los jóvenes porque no me creo uno de ellos. Les aporto algo que no tienen, y a la inversa. En la calle, mis mayores fans son muy jóvenes. La mediana edad no es mi público".
"Soy un gran actor. Puedo interpretar cualquier papel y siempre tendrá una parte de mí. Pero la realidad es propiedad privada. Aun así, vivo en un mundo de comunicación, ¿por qué debería cerrar la puerta? No soy tímido y no tengo nada que esconder".
¿Vacaciones? No, gracias. "Eso es para los que tienen que ir a una fábrica a diario. La idea de viajar a una isla remota y exótica pertenece a una generación que cree que tiene que escapar de su realidad. ¿Para qué iba a querer huir de mi mundo si lo he creado a mi medida?"
ir en mi contra es un lujo que sale muy caro. Porque sé cómo manipular y cómo tensar cuerdas... Incluso desde la distancia. No tengo nada en contra de que la gente intente oponerse a mí. Deben saber que es un juego arriesgado, eso es todo.
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