18 de junio de 2010

James Casabere @ Helga de Alvear



James Casebere (1953) inicia su carrera en los años 80 con obras que desde el primer momento le hacen acreedor de un lugar propio dentro del mundo de la fotografía: son imágenes ambiguas, evocativas y misteriosas de interiores que, sin embargo, resultan familiares al espectador. Casebere construye maquetas, siempre vinculadas a la arquitectura, que posteriormente fotografía y en las que la iluminación juega un papel esencial. Su trabajo parte del cuestionamiento de la fotografía como formato documental clásico. Si bien la realidad era la característica fundamental que distingue tradicionalmente a la fotografía del resto de manifestaciones artísticas Casebere pretende socavar este principio al tiempo que lo utiliza como mecanismo de lectura del espectador. Son fotografías, en efecto, y por lo tanto deben ser leídas como testimonio de la realidad y sin embargo lo que vemos no es real sino una recreación.

El artista reproduce una imagen más que un suceso: no es el hecho real lo que más le interesa sino la capacidad evocadora de una imagen que puede llegar a ser mucho más potente y provocadora, mas rica. El aspecto teatral de las mismas está relacionado con su pertenencia a una generación que ha crecido bajo la plena influencia de la imagen en movimiento, del cine y también de la televisión. La iluminación, el encuadre, el punto de vista son herederos de toda esta tradición y se suman a los distintos niveles de lectura de la obra.

El hecho de fotografiar la arquitectura es la forma de centrar el trabajo sobre el hombre aunque este no aparezca jamás. Los edificios son testimonios de una época o de un lugar (los interiores americanos o los edificios hispano árabes respectivamente), se relacionan con estados de ánimo o incluso con sensaciones (como en el caso de los asilos) e incluso pueden funcionar como posicionamiento político (por ejemplo en las celdas de la prisión de Guantánamo). En cualquier caso las lecturas no son nunca univocas sino que se sobreponen unas a otras. En una parte importante de su obra, los espacios interiores aparecen, además, inundados por grandes masas de agua con lo que las lecturas de la obra se ven enriquecidas por un elemento más.

En su nueva exposición en la Galería Helga de Alvear ,James Casebere presenta dos nuevas series: los Tunnels parten de su estancia en la ciudad italiana de Bolonia, atravesada por gran cantidad de túneles de diferentes épocas. Con referencias a Piranesi pero también a lo orgánico y a la pesadilla tecnológica, son imágenes espacialmente inquietante. La otra serie, Landscape with Houses, reproducen paisajes del Dutchess County, cerca de Nueva York. Este sería el enclave perfecto e ideal del sueño americano: casas individuales de tejados a dos aguas, jardines de césped y colores pastel. Pero algo resulta inquietante y rompe la visión aparentemente idílica. Estos trabajos se presentaron en la última Bienal del Whitney atrayendo inmediatamente toda la atención de la crítica que ha querido ver en ellos la imagen del colapso del mercado inmobiliario en Estados Unidos. Pero como siempre en Casebere hay mas capas y mas lecturas y el espectador llega a plantearse si lo que reflejan son el colapso del mismo american dream.

Cortesía Galería Helga de Alvear, Madrid.

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