Yona Friedman es uno de los arquitectos
y urbanistas más visionarios de la segunda mitad del siglo XX, sus ideas han
inspirado a urbanistas, arquitectos, diseñadores y sociólogos por décadas. Su
práctica se constituye a partir de textos teóricos, conferencias, películas de
animación, comics y modelos urbanísticos que fungen como materiales de
referencia para pensar el espacio. Arquitectura sin construcción continúa
la premisa que subyace en todo su trabajo: invitar al individuo a pensar y
actuar por sí mismo en cada una de las situaciones de la vida cívica, incluyendo
el diseño de los espacios en donde se desarrolla. Propone a la arquitectura y al
urbanismo como marcos para la vida y creatividad humana que siempre deben de
estar supeditados a las necesidades del individuo o sociedad y no al
contrario.
En el caso del museo cuestiona el
protagonismo del edificio que en ocasiones se impone y compite con las
exposiciones. Plantea al museo como un ensamblaje flexible de soportes para
exposiciones cuyo contenedor no tiene necesariamente que ser un edificio.
Dando prioridad al contenido sobre el contenedor, Friedman propone una serie de
módulos tridimensionales conformados por aros de aluminio que funcionan como
una estructura espacial en el que las obras de arte se pueden mostrar y que ha
nombrado “Iconostasios” (término tomado de las pantallas de las iglesias
orientales que soportan las imágenes de los santos). Sus características
arquitectónicas no son permanentes, pueden ser utilizados de varias maneras para
diversos fines así como ser eliminados, alterados o renovados en cualquier
momento. Friedman apuesta por el uso de tecnologías simples y económicas con
materiales locales que conserven atributos de movilidad, sustentabilidad y
versatilidad. Su estrategia es presentar soluciones formales aparentemente
sencillas y accesibles al público pero que comunican postulados complejos y
provocadores.
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