28 de noviembre de 2012

Dj Simpson at Helga de Alvear



Desde hace ya más de una década, el artista británico DJ Simpson ha desarrollado un singular y
notablemente consistente cuerpo de trabajo donde el proceso pictórico se convierte en el principal objetivo de sus investigaciones: a través de la técnica denominada «routing» —o «enrutamiento»—,elimina las capas de materiales que previamente selecciona y superpone meticulosamente, desvelando aluminios, maderas contrachapadas o plexiglás. En definitiva, mientras que en una pintura convencional la superficie primigenia es la tela sobre la que se añaden los diferentes materiales, Simpson, por el contrario, toma como punto de partida una superficie terminada industrialmente para luego comenzar a sustraer el material de la misma.
En sus proyectos más recientes, ha pasado de usar superficies readymade, a involucrarse cada vez más en el proceso de manufacturación del soporte, y que ha tenido como resultado su primer gran encargo público: tras una estrecha colaboración con los fabricantes de revestimientos arquitectónicos, produjo para el Olimpic Park de Londres una sorprendente superficie de aluminio anodizado perforado.
En este nuevo grupo de obras que ahora presenta en la Galería Helga de Alvear, DJ Simpson inicia una nueva fase en la evolución de sus preceptos artísticos. En ellas recubre delgadas chapas de aluminio plegadas con pintura de polvo o epoxy —utilizada generalmente para tintar las carrocerías de los coches—. Esto le permite al artista reflexionar sobre las cualidades y el comportamiento de los materiales, y finalmente entrar en diálogo con el arte moderno. No obstante, y aunque pudiera parecer evidente relacionar estas estructuras con aquellos experimentos previos del Art Process —los de Lynda Benglis con el latex o Richard Serra con el plomo—, podría ser útil servirse de la diferencias de DJ Simpson con el arte procesual de las décadas de los 60 y 70 para terminar de definir este nuevo trabajo del británico.
Robert Morris, en su ensayo de 1970 Some Notes on the Phenomenology of Making: The Search
for the Motivated [Algunas notas sobre la fenomenología de la producción: la búsqueda de lo
motivado], establecía como problema fundamental la liberación del arte de todo aquello que fuera arbitrario, y ante esto, propuso y defendió las principales ventajas del ejercicio del proceso, donde el comportamiento de los materiales cuando se les deja a su suerte o sometidos a su inercia natural y devienen en formas —o si se prefiere, «formlessnesses»—, eran supuestamente no arbitraria.
Simpson, sin embargo, no se molestará demasiado por la aparición de formas arbitrarias en la obra. Las líneas y marcas en las superficies de éstas son más un medio para indicar la ocupación espacial y la atmósfera que de enmarcar la estructura visual. Además, nunca se presentan como producto del proceso aislado sobre un material, sino como fruto de la colisión de procesos distintos sobre también distintos materiales y no relacionados habitualmente —como aquí, por un lado el plegado de la chapa de aluminio y por otro el revestimiento de epoxy—, un choque que por otra parte es constante en los intereses que circulan en la trayectoria del artista y que generalmente se nos presentan sorprendentes. Y ya por último, y en tercer lugar, no entiende el proceso como una forma de mostrar los artificios del arte, sino más bien como modo de vincular el arte con la tecnología: el proceso es para Simpson inherente a lo tecnológico y por tanto, a lo histórico.
http://www.helgadealvear.com

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