“Debo hacer acrobacias para este trabajo. Hago cualquier cosa con lo que me encuentro, tengo que combinar todo lo que existe conmigo. (…)”, cita textualmente
Rinus Van de Velde (Bélgica, 1983). El CAC Málaga presenta por primera vez en España la obra del joven artista flamenco con una selección de dibujos inéditos. La pintura se complementa con textos a modo de títulos que en esta ocasión cuestionan la propia capacidad creativa, o las etapas por las que pasa la producción artística. Las creencias y pensamientos de Rinus Van de Velde se desnudan, como si se tratara de un diario personal en el que detalla los pasos que va dando hasta crear una pieza de arte, o bien expresan deseos y anhelos que tienen que ver con el trabajo artístico.
“El reflejo de uno mismo ante un espejo es revelador de lo que percibimos externamente de nuestro aspecto. Pero también puede llegar a traspasar y penetrar en la mirada, sacando sentimientos, miedos, fobias del interior y convertirse en un retrato de emociones en vez de rasgos físicos. Rinus Van de Velde es protagonista de todas sus obras. Sus autorretratos son precisamente un ejercicio de introspección en torno a un tema recurrente: la creación artística, pero también el anti-ego. A veces se muestra en imágenes desenfadas (
Self-portrait as a tennis hero…, 2012), disgustado ante su propio trabajo (
The angry sculptor: a self-portrait in which…, 2012) o en espacios reservados para la intimidad (
Self-portrait of a man who has no time to waste…, 2012). Cualquier lugar es idóneo para convertir la inspiración en algo más que pensamientos. Pero también durante años él ha pintado partiendo de imágenes raptadas de revistas, libros de viajes, etc. que representan su cara oscura, su opuesto, las antípodas de su imagen y de su personalidad. Representando, como si fueran fotografías antiguas, esas imágenes, él trasmite una idea que en verdad es la opuesta a quién es realmente. Y en ese juego la intención virtual, la del engaño, funciona en toda su extensión, logrando que el señuelo pueda despistar al espectador y llevarle al escenario deseado por el artista o, metafóricamente, por el pescador ”.
En la exposición que presenta el
CAC Málaga se podrán ver dibujos en blanco y negro inéditos realizados con carboncillo sobre lienzo, que a su vez están basados en fotografías captadas con anterioridad. En los lienzos, el artista flamenco recurre a imágenes existentes, como puede ser un fotograma, o bien a escenas ficticias convertidas en fotografías hechas por él mismo, que le sirve de fuente de material para realizar sus dibujos en los que el artista es el protagonista, junto a elementos variados, como plantas, animales disecados, un televisor o zapatos.
Los dibujos están acompañados por historias que para esta exposición se presentan como el título de la obra, pero que en otras ocasiones está escritas en la pared o directamente en el dibujo. Estos títulos contextualiza y enlaza directamente con la imagen. Juntos, texto y dibujo, hablan de una autobiografía ficticia y de creencias personales. Continuamente se mueve entre la realidad y la ficción en un intento por crear confusión en torno a lo que interpreta el espectador cuando ve su obra: por un lado, se puede deducir que se trata de la vida del propio artista, o bien está haciendo algo previsible, como dibujar plantas o animales. Sin embargo, a menudo la explicación que da en los textos no tiene nada que ver con la interpretación del espectador. El artista belga basa su trabajo en el juego entre imagen ficticia y realidad.
Al entrar en el espacio central del CAC Málaga, los pensamientos de Rinus Van de Velde quedan al descubierto. Cuestionar los principios del arte contemporáneo, qué se considera un trabajo artístico y dónde encontrar la inspiración son temas presentes en su trabajo. En ocasiones representado de una forma cotidiana, en acciones como viendo un partido de tenis, y otras trabajando en su estudio. Visualmente, el uso del carboncillo y el texto tiene ciertas reminiscencias al cómic. Los aspectos vitales son la razón de ser de sus dibujos y el hecho de aparecer en todos y cada una de sus pinturas se puede interpretar como una forma de enfrentarse a su propia capacidad y talento artístico, planteándose si lo que hace realmente tiene o no la talla de pieza de arte.
En trabajos anteriores ha recurrido a imágenes captadas en revistas como
National Geographic, biografías de artistas y científicos o catálogos de arte. También ha reinterpretado escenas de fotografías históricas y las ha transformado, proponiendo un final inesperado y que no tiene nada que ver con el desenlace real, como por ejemplo el final de la partida de ajedrez disputada en 1972 entre Bobby Fischer y Boris Spassky (
The Lost Bishop, 2012). La secuencia muestra el momento en el que Fischer sacrifica el último alfil y pierde la partida en la que también estaba en juego el título mundial. Van de Velde recreó en sus dibujos qué hubiera pasado si la partida la hubiera ganado Fischer .