



La exposición comienza con los retratos de Napoleón Bonaparte, hasta llegar a los iconos del Pop -Sid Vicious, Kurt Cobain o el diseñador de moda Marc Jacobs-, donde muestra una evolución hacia un eclecticismo formal en aumento y un anacronismo en sus decisiones temáticas, que va desde su círculo personal de amigos, hasta sus antecesores y admirados de la historia del arte, tales como Georgia O'Keeffe o Frida Kahlo.
Retratos íntimos que aparecen a menudo poco realistas, en comparación con el estatus de estrella pública de muchos de sus modelos. Peyton trabaja en pequeño formato - en sentido literal y figurativamente - con el fin de visualizar una belleza más auténtica.
Los retratos en miniatura de Peyton capturan el espíritu de los tiempos en un lenguaje artístico, que sin lugar a dudas, refleja sensibilidad hacia lo urbano a finales del siglo XX.
Elizabeth Peyton pertenece a un selecto grupo de artistas que han desarrollado una mezcla única de realismo y conceptualismo, en su trabajo en la década de los noventa, en la que Peyton, consciente, volvió a técnicas narrativas figurativas en la pintura contemporánea. Su trabajo rinde homenaje a la pintura francesa del siglo XIX y XX, de Gros hasta Manet, y con reminiscencias de la obra de David Hockney, Alex Katz y Andy Warhol, particularmente sus retratos de celebridades, donde pone gran dedicación a la reactivación de un nuevo tipo de arte popular que trata de establecer un vínculo auténtico entre el arte y la vida.
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