Segunda exposición de la Elmgreen & Dragset en la galería londinense Victoria Miro, Harvest (Cosecha) presenta dos ambientes, visual y conceptualmente distintos, dos sistemas refinados dentro de la lógica de estos interesantes artistas. Ambos espacios, dan vida a un conjunto de varias capas narrativas que juegan a recuerdos de la infancia y donde se preguntan cuestiones vinculadas a nuestro patrimonio cultural e institucional a través de su percepción personal.
La fina capa de pintura de pared blanca, se retiró cuidadosamente y se aplicó sobre lienzo crudo, luego enmarcada, para que este 'fondo' ordinario, normalmente sin valor e ignorado se convierta en pintura con un nuevo valor y significado.
Cada una de las pinturas, lleva el nombre de su antiguo "hogar", como Solomon R. Guggenheim Museum, Pinakothek der Moderne, Munich; Serpentine Gallery, cuando se ven juntas, las sutiles variaciones en textura, color y calidad de la pintura, se convierten aparentemente en indicativo de la autopresentación de cada institución.
Basándose en la historia del readymade, así como el legado de minimalismo, con particular referencia a la labor de Robert Ryman, los lienzos también sirven como significantes de cómo dichas instituciones figuran en la conciencia del mundo del arte como un locus del deseo. La serie puede ser vista como un desarrollo natural de Elmgreen & Dragset y sus primeras obras, ejemplificadas por actuaciones como las doce horas de pintura, en el que los artistas repetidamente pintaban de blanco un espacio de exposición sobre el curso de doce horas, o su ingeniosas distorsiónes del cubo blanco.
En la Galería de arriba y en contraste con la limpia precisión y claridad del espacio de la planta baja, los artistas extienden un entorno totalmente diferente, Elmgreen & Dragset presentan su versión lúdica de un pajar, repleta de heno esparcido y obras que operan dentro de un léxico de la iconografía rural; cuernos de ciervo, una escultura de un muchacho de granja , pinturas abstracta derivadas de las líneas de trabajo de la madera en la arquitectura medieval de Europa del Norte y graneros alemánes tradicionales y una pared-marco de madera que dice KUNST, entre otros. Se ve claramente las referencias al lenguaje formal abstracto de los años 50, como en pinturas de Franz Kline, pero en lugar de reclamar la estética del hormigón, estas obras revelan una inspiración directa de imágenes de la humilde granja.
En esta yuxtaposición de obras, se reconocen todas las definiciones de «cultura», desde la simple experiencia vivida a la institucionalizada Bellas Artes. Donde el proceso básico de crecimiento y cultivo de la cosecha se convierte en el tema central. La exposición explora la identidad cultural personal y compartida en la memoria, presentadas junto al lado uno del otro, sin ningún orden jerárquico.
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